Vivimos un emotivo primer día del Triduo con la presentación de ‘La Esperanza de María‘, una saya bordada en tisú de oro que, como reflejo de fe y devoción, engrandece el patrimonio artístico de la corporación.
La espera ha llegado a su fin, y Nuestra Madre y Señora de la Esperanza se alza ante nosotros, soberana y celestial, vestida de gracia y rodeada de la luz que solo Ella irradia.
Sobre su altar de cultos, reina con dulzura infinita, llamando a nuestros corazones a postrarse ante su presencia y a rendirle el tributo de nuestra fe y devoción.
Ayer domingo 15 de diciembre de 2024, comenzaron los cultos en honor a Nuestra Señora de la Esperanza en la Parroquia de San Francisco de Asís. Este primer día del Solemne Triduo fue predicado por el Rvdo. Sr. Don Alberto Jaime Martínez Pulido.
‘La Esperanza de María’ se incorpora al rico patrimonio artístico de nuestra Hermandad como símbolo de devoción.
El momento cumbre de la noche llegó al término de la Eucaristía: La presentación y bendición de la saya ‘La Esperanza de María’. Esta obra, realizada con dedicación y esmero por nuestra hermana Mabel Bolívar Martos, no es solo una pieza bordada en tisú de oro, sino un acto de fe materializado, un canto de entrega y una oración hecha arte. Con cada puntada, Mabel ha plasmado no solo su talento, sino el alma de una Hermandad que encuentra en María de la Esperanza su refugio y fortaleza. Porque la Esperanza no es solo el nombre de María; es la llama que nos sostiene, la certeza de que, incluso en la oscuridad, su luz nunca se apaga.
Esta saya, fruto del esfuerzo y la fe, engrandecerá aún más los cultos en honor a Ntra. Sra. de la Esperanza y se convertirá en un reflejo de la entrega de quienes trabajan con fervor por honrar a nuestra titular.
Fue un día grande para Ntra. Sra. y una página escrita, o mejor dicho, bordada con hilo de oro en el gran libro de historia de nuestra Cofradía. Estábamos apagados y una luz de Esperanza llenó de fuerza e ilusión nuestros corazones.
Gracias a quienes habéis hecho realidad este día, que ha pasado como un sueño.
A ti rogamos, Esperanza Nuestra, siempre anclados a tu excelso nombre.